año 2009 comenzamos





"...para que lo cotidiano deje de ser invisible, lo obvio pueda ser repensado, y lo omitido pueda ser incluído..." Clara Coria

El proyecto Bicubo se propone habilitar nuevos espacios de circulación artística, recreativa, pedagógica y cultural para los sujetos con necesidades educativas especiales que a la vez fomente intercambios interinstitucionales reconociéndonos en nuestras diferencias, en una diversidad que nos constituye, en las posibilidades que nos encuentran y en las dificultades que nos convocan a la búsqueda de nuevas alternativas.

“Memoria en el Barrio”

Características del Proyecto

Ventanas a la memoria:

memoria que arremete contra el olvido:

olvido que no es posible

a la sombra de tanta violencia:

violencia de un estado subversivo y prepotente:

prepotencia del mercado y de la vida:

vida arrebatada en oscuros procedimientos:

procedimientos que traen recuerdos de la muerte:

muerte que no es posible desaparecer:

desaparición que escapa del olvido:

olvido que no es olvido

si somos capaces de abrir ventanas a la memoria.

Alejandra Luciani

El proyecto “Memoria en el barrio” pretende fomentar el ejercicio de la memoria colectiva específicamente en relación al Golpe Militar del año 1976 y sus consecuencias.

Lo presentamos en la plaza de Tapiales el dia 23 de marzo y con gran concurrencia de pùblico de la zona.

esta es la historia que leyò Eugenia y se escuchaba en toda la plaza mientras una grabación decìa NUNCA MAS...


Historia de Inés

Mi papá se llamaba Felipe. Era médico, traumatólogo de niños, trabajaba en el Hospital Salaberry. Lo que me contó mi mamá es que ese día él le había dicho que salía temprano del Hospital, que lo esperara para comer, que iba a llegar temprano. Pero esa tarde no la llamó y siempre la llamaba a la tarde. A mi mamá le pareció raro. Lo esperó con la cena, la recalentó un montón de veces. Después se quedó dormida encima de la mesa y cuando se despertó ya era bastante tarde... Y bueno, ya se imaginó. Yo tenía diez meses. Me cuenta mi mamá que tuve un tiempo que lloraba mucho, a lo mejor por el dolor de ella... Y que ella no dormía, que se acostaba conmigo en brazos, vestida... Cualquier coche que estacionaba ella pensaba que la venían a buscar. Estábamos solas. A la única amiga que mamá tuvo ella misma le dijo que no se vieran por un tiempo. Cuando mi mamá me festejó el primer año, había invitado a toda la familia, y solo vinieron mi abuela y mi tío Alberto. Los mismos hermanos de mi papá, cuando ella llamaba, le cortaban el teléfono. Tenían miedo. Mi mamá le escribió una carta a las naciones unidas, donde contaba todo lo que estaba pasando acá, y a la embajada de Italia, porque mi papá era descendiente de italianos...

Mi mamá siempre me dijo que mi papá estaba desaparecido, y yo sabía que eso quería decir que estaba muerto. Al principio cuando yo era muy muy chiquita lo que me decía era, como mi papá era médico, que estaba viajando, curando chicos de otro lugares. Porque mi mamá misma esperaba encontrarlo. Al principio, las primeras veces que me cortaron el pelo, guardábamos un mechón en un sobre, para cuando mi papá volviese. Y los dibujos que hacía en la escuela también los guardaba. Después me dijo que mi papá estaba desaparecido, y que eso quería decir que estaba muerto. Por un lado yo sabía que mi papá estaba muerto y por otro sabía que estaba desaparecido, y no sé bien cuánto entendía. De repente entendía y de repente no. De todos los horrores de las desapariciones, de las torturas, me enteré mucho después. Siempre, de chiquita, fuimos a las reuniones de familiares y allí se hablaba de cosas, se hablaba que había que terminar con el aparato represivo. Y yo me imaginaba un aparato, una máquina. Había cosas que me confundían. Mi mamá siempre me decía que estaba muerto, pero en las marchas se pedía aparición con vida. Cantaba con todos, pero no entendía. Después, cuando ya había vuelto la democracia, en una marcha le pregunté a mi mamá '¿Porqué no cantamos más -se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar-?', y ella me dijo 'porque ya se acabó'. Y ahí yo sentí que no entendía. Sólo sabía que se había acabado y que mi papá no iba a volver. Siempre mi mamá, el primer día de clases, le avisaba a la maestra, entonces yo sabía que la maestra sabía. Y después con mis compañeras... A veces no me preguntaban, o me preguntaban en un primer momento y después no me preguntaban más. Una vez, me acuerdo, una chica me preguntó y yo le conté que mi papá era un desaparecido y ahí me costó un montón explicarle lo que significaba 'desaparecido'. '¿Cómo desaparecido? ¿Así? ¿Desaparecido?', me decía. Estábamos en primer grado. A veces hablaban de mí; una vez cuando me fui de un colegio hubo dos cumpleaños en los que se la habían pasado hablando que mi papá era un desaparecido. Pero yo me sentía orgullosa; pensaba: era bueno, y si desapareció fue por haber sido bueno. Me acuerdo cosas. Yo tenía un librito, una enciclopedia para chicos que hablaba de la escuela, la familia, la casa, todo eso... Y en un momento la maestra pregunta "Bueno, y ¿quién se levanta antes, la mamá o el papá?" Entonces todos los chicos contestaron juntos y yo contesté 'el papá' porque yo había leído en el libro que el papá se levantaba antes, pero todos los chicos habían dicho 'la mamá' y yo sentí una vergüenza conmigo misma... Mucha vergüenza, como que no sabía y había querido decir que sabía. Sentí que la maestra me había escuchado que yo había dicho 'el papá', y no era...

De mi papá me quedan muchas cosas. Sus ideales. Tengo casi diez fotos; mis preferidas que es la que mostramos en la Conadep, es una donde él me tiene en brazos el día que nací... Tengo un nido de hornero que era de él... Dicen que tengo los ojos, el desorden... A veces cuando mi mamá me dice 'sos tan desordenada como tu papá' yo, no sé, me muero de orgullo."

De el libro “LOS CHICOS Y EL GOLPE” de Graciela Montes